domingo, 3 de mayo de 2009

SOBRE EL "YO", SUS DESEOS Y SUS RECUERDOS

En mi lección anterior deje pendiente una 4ª consideración sobre esa instancia central del llamado por Freud aparato psíquico, constitutiva esencial de nuestra personalidad y de nuestra autoconciencia, que es el YO:

4ª consideración: El YO se construye en el presente. Había una sentencia, no sé de quien, que decía: construye cada día el edificio de tu YO con los mejores ladrillos de ti mismo, desechando los deteriorados o malformados. A ver si me explico: una trampa de nuestro idioma (quizás también una de sus riquezas) es hacer distinción entre los verbos ser y estar. Otros idiomas, el inglés, el francés, no los distinguen, utilizan el mismo verbo, être, to be. Quizás privan a la percepción de interesantes matices, pero la realidad es que se trata de la misma cosa: el que es, está; y el que está, es.
Cuando el YO no se instala mentalmente en el presente, sino que se traslada al pasado, que ya por definición no existe, o al futuro que todavía no es, el resultado es que no está, que no consiste, que vive como colgado del asa de una estrella, sin base real ni consistencia.

De esta sencilla consideración voy a sacar varias consecuencias:


1. Vivir el presente

Una es que el YO adquiere su consistencia en el presente, en el aquí, en el ahora mismo. Por supuesto que enriquecido con la experiencia del pasado, aunque desprendiéndose de lo peor que ese pasado pudo dejarle adherido. Lograr esta liberación de las adherencias perniciosas o negativas del pasado es una de las funciones más eficaces de la Psicoterapia, en cuanto que es, según Freud, como una “segunda educación”.

2. Proyectar el futuro

La segunda consecuencia se refiere al futuro. Saber mirar al futuro como una prolongación del presente. El edificio quedará construido mañana si lo empiezo a construir hoy, y si lo sigo construyendo cada hoy sucesivo. Si consisto no tengo que tener miedo al futuro: soplarán vientos, caerán aguaceros, pero el edificio permanecerá bien cimentado y construido. La vida individual marcha fuertemente impulsada y proyectada hacia un objetivo de crecimiento, autovalimiento y realización. El proyecto de futuro es importante, como el plano del edificio o la maqueta, en cuanto que alienta, estimula y le da sentido a las actuaciones constructivas de cada presente. Yo sugiero la matización lingüística de, al proyectar una acción o realización futura, no decir “voy a intentar...”, o “debería...”, que aplaza mi decisión a un incierto futuro, sino decir: “estoy dispuesto a...”, “quiero...” que me afirma en el presente y, desde aquí, pone en marcha el impulso de mi decisión. He leído que la lengua de los indios Hopi no tienen palabras para referirse al tiempo. Los verbos de esta lengua carecen de pasado y de futuro, todo es un presente lineal...

3. Estar despierto

La tercera consecuencia es que vivir en el presente es estar despierto, que es el centro de la doctrina milenaria de Buda. El pasado y el futuro son un sueño. Y lo que nos unce al presente, lo que nos reconcilia con él, lo que lo convierte en el kairós de la mentalidad griega clásica, es el goce, el poder disfrutarlo. Lo que nos produce fruición nos despierta a la realidad, presente en el presente. Este es el sentido del “carpe diem” de Catulo, que rememoró la película El club de los poetas muertos.

Pienso que la vida, así expresada como totalidad, no existe, es una abstracción. Lo que existe es cada momento vital. Suelo pensar que cada día nacemos, re-nacemos, y que, al perder por el sueño la consciencia de uno mismo y de la realidad, cada día morimos. Cada noche el YO se disuelve y cada mañana lo re-inventamos (el verbo latino invenio significa "encontrar"), nos lo encontramos de nuevo, sin más guión que el de una cierta continuidad de costumbres y compromisos, por los que el YO se recupera en su autoconsciencia referencial. Y me digo que la vida no es un problema a resolver, que es una realidad a experimentar en cada memento. Y que no tiene otro sentido sino el que yo en ese momento le de, por supuesto mirando a su prolongación en el futuro y con el recuerdo de su itinerario hasta este momento presente.

Y suelo comentar que nuestro YO renace cada día con un nuevo cargamento de amor y de goce (que vienen a ser lo mismo) para gastarlo ese día.. Y me conforta recordar el dicho del sabio: “El amor pasajero es de quienes sólo aman lo extra-ordinario. El amor duradero es el de los que aman lo ordinario, porque amándolo lo hacemos extraordinario”.

El amor exclusivizado a lo extra-ordinario adecua el deseo del YO con su fantasía, y lo hace incompatible con la realidad actual. Y es que la realidad supone una toma de consciencia del límite de las posibilidades, que adecua el amor a lo ordinario, conforme a la sentencia del sabio: “el Yo feliz no es el de quien tiene lo que quiere, sino el de quien quiere lo que tiene”.

En el budismo se dice que el deseo del nirvana impide el nirvana. Porque el deseo desarraiga al YO de la realidad presente y lo coloca mentalmente en el momento de su consecución. La esperanza, sin embargo, instala al YO en el presente: lo que hagas hoy tendrá sentido mañana, lo que hoy siembres, se recogerá mañana, porque según la ley del efecto mariposa "el aleteo de una mariposa, hoy, podrá provocar, mañana, un huracán en algún lugar".


¿Por qué recordamos?

Sólo quiero añadir algo sobre el recuerdo. Recordar es hacer presente al cor (en latín), al corazón. Algo así como una revibración del corazón. Para Adler, los recuerdos tienen una función de amonestación al YO, o de estímulo en su presente, en su aquí y ahora. Y lo que el YO olvida es lo que sale fuera de esa función selectivamente orientada a la única finalidad del dinamismo individual de cada YO. Que, en la teoría de Adler, es su autovalimiento y autopotenciación.

Alguna vez escribí que en la alacena del olvido es donde se conservan los mejores recuerdos. En el olvido, los contenidos del recuerdo, fuera del campo de la consciencia, quedan diluido en sentimientos, que determinan actitudes y puntos de vista orientados hacia el mismo objetivo final de autovalimiento y realización.

El concepto de Freud en este punto no es totalmente coincidente con el de Adler. Según Freud, olvidamos lo que entra en colisión con la imagen de nuestro YO. Es un mecanismo de defensa para salvaguardar la armonía de la consciencia frente a la emergencia de necesidades inconscientes que incompatibilizan con la imagen del YO o con sus objetivos existenciales. Es lo que desarrolla en su famoso libro Psicopatología de la vida cotidiana.

1 comentario:

  1. Una vez escribí que el presente es ese único y maravilloso instante sobre el que tenemos el poder. Y por esta razón me ha apasionado tu cántico al presente... en esta vida que tantas veces se nos escapa viviendo de refilón entre las prisas, los "emborrachamientos" emocionales de un pasado herido y el momento actual en el que, muchas veces, nos la pasamos esperando a Godot, es decir: esperanzados en un futuro que tal vez nunca llegará, aniquilando, por consiguiente, la infinita belleza de lo cotidiano.

    Me has recordado los versos de una cación:

    "Olvidé aquello
    que una vez pensaba
    que nunca acabaría,
    nunca acabaría
    pero sin embargo terminó.
    Cuánta verdad
    hay en vivir
    solamente
    el momento
    en que estás.
    Sí, el presente...
    el presente y nada más".

    Y también el hermoso poema de Ronsard:

    “Quand vouz serez vieille, au soir, à la chandelle,
    assise auprès du feu, dévidant et filant,
    direz, chantant mes vers, en vous émerveillant:
    Ronsard me célébrait du temps que j´étais belle.

    Lors, vous n´aurez servante oyant telle nouvelle,
    déjà sous le labeur à demi sommeillant,
    qui au bruit de mon nom ne s´aille réveillant,
    bénissant votre nom, de louange inmortelle.

    Je serai sous la terre et, fantôme sans os,
    par les ombres myrteux je prendrai mon repos;
    Vous serez au foyer une vieille accroupie,
    Regrettant mon amour et votre fier dédain.

    Vivez, si m´en croyez, n´attendez à demain:

    Cueillez dès aujourd´hui les roses de la vie”.

    Mas sin embargo, gracias a los recuerdos, a nuestra memoria y a nuestra singular historia, podemos, en ese volver el rostro atrás, acariciar el arte en la creación de un poema, una canción, una novela... "Nostalgias de las cosas que han pasado, arenas que la vida se llevó" -que diría el tango.

    Gracias, bello Fernando, desde hoy quiero hablar la lengua de los Hopi.

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