martes, 18 de noviembre de 2008

“Por la escondida senda”

Hola, amigos: Nos disponemos a emprender un largo camino por entre el laberinto de la mente, con la inevitable morosidad que impone este medio. Haré mis “entradas” una vez a la semana (martes o miércoles), necesariamente cortas y con la inevitable morosidad que nos impone el sistema digital, ya que la acumulación de material desalienta al lector. Pero no os importe; acordaos del consejo de Konstandinos Kavafis: “Cuando emprendas tu camino hacia Ítaca, debes rogar que el viaje sea largo…”.
Vamos a emprender nuestra marcha guiados por el “hilo de Ariadna” de la Obra de Sigmund Freud (un viaje submarino por los “continentes sumergidos” del alma humana, o una aventura espeleológica, o un safari por la selva del psiquismo, o una bajada al laberinto del Minotauro con Teseo), acomodando a mi pretensión esos versos tan conocidos de fray Luis de León, en los que alude a “la escondida senda por donde han ido / los pocos sabios que en el mundo han sido...” (Es decir: nosotros).


Cuando, con ocasión del cambio de milenio, se han elaborado las lista de las 100 personas más sabias y más influyentes del siglo, en todas aparece, inexcusablemente, el nombre de Freud como el que mayor influencia y “aportaciones más decisivas y relevantes” ha ejercido en la campo de la psicología y en el de todas las ciencias, artes y disciplinas que tienen como base el conocimiento de la persona. La “epistemología” psicoanalítica, con todas las aportaciones, correcciones y elaboraciones posteriores, está de algún modo presente, reconocida o no, en todas las corrientes interpretativas de la persona en su andar por la vida, e incluso en su proyección transpersonal.

Para la comprensión psicológica y antropológica, científica y cultural, del ser humano, hoy, es indispensable tener en cuenta las aportaciones de Sigmund Freud.
Y quiero aducir aquí el texto completo del escritor y novelista Stephan Zweig, (sacado del discurso fúnebre que él pronunció en el entierro de Freud) del que hice mención, y adelanté un pequeño párrafo, en un comentario a mi entrada del día 4 de este mes:

“Cada uno de nosotros, los hijos del siglo XX, tendría una forma de pensar y de entender distinta si él no hubiera existido. Cada uno de nosotros pensaría, juzgaría, sentiría con más estrechez si él no hubiera pensado antes que nosotros, si no nos hubiera empujado hacia el interior. Y siempre que tratemos de adentrarnos en el laberinto del corazón humano, su luz espiritual alumbrará nuestro camino. Todo cuanto Sigmund Freud creó, exploró e interpretó, yendo por delante como descubridor y guía, nos acompañará siempre en nuestro caminar por la vida...”

Ahora os voy a diseñar provisionalmente un breve apunte biográfico de Freud:
De su vida de tenaz aventurero del alma humana, os daré sólo, como he dicho, unas breves pinceladas. (Tengo publicada una sucinta biografía, “Sigmund Freud: Biografía de un deseo”, que se puede encontrar en www.libroenred.com)
Os recuerdo que nace el día 6 de mayo de 1856, en un pueblecito de Moravia (que después pasó a pertenecer a Checoslovaquia, pero que en aquellas fechas formaba parte del entonces Imperio Austro Húngaro). El pueblo se llamaba Freiberg, y después se llamó Pribor.
Su padre, Jacob, casado por segundas nupcias (o por terceras, como creen pensable algunos biógrafos) con Amalia Nathanshon, veintiún años menor que él. Jacob tenía 42 años y Amalia 21. (Siendo Freud adulto, con más de sesenta años de vida, reflexiona: “El hombre que haya sido el indiscutible hijo preferido de su madre, mantiene ante la vida la actitud de un conquistador, o aquella confianza en el triunfo que, con tanta frecuencia, le ha llevado al triunfo total”).
Al principio de su vida profesional, una vez terminada la carrera de Medicina (en la que empleó más años por dedicar mucho tiempo a la investigación, a la filosofía y a otros intereses culturales y artísticos), experimentó una amarga experiencia de pobreza.
Contrajo matrimonio, en 1886, con Marta Bernays, cinco años menor que él con la que tuvo seis hijos.
Establecieron su hogar en Viena, donde vivió, durante más cuarenta años en la misma casa, número 19 de la calle Bergasse, actualmente convertida en Casa Museo de Sigmund Freud. Fue en esta casa donde desarrolló prácticamente toda su actividad profesional, investigadora y de escritor.
Murió en 1939, a las 3 de la madrugada del día 23 de septiembre, en Londres, donde se había exiliado un año antes, a instancias de muchos de sus amigos, para librarse y librar a su familia de la persecución nazi.
Su casa familiar en el barrio de Hampstead, en la calle Maresfield Garden 20, es también hoy Casa Museo de Sigmund Freud y de su hija Anna Freud.
Hasta pronto, amigos, os espero siempre.

8 comentarios:

  1. Gracias por el lírico llanto de Stephan Zweig transfigurado en hermosas palabras a Freud en su funeral. Esa cita es la expresión del profundo sentimiento de gratitud ante un legado espiritual sin igual... ¡Cómo agradecer tanta belleza!

    Son muy interesantes los datos biográficos que expones, siempre tan importantes para comprender una obra. Hay una situación crucial en la infancia de Freud por la repercusión psicológica que tuvo en él. Me refiero al día en que va caminando por la acera con su padre y tiene lugar la humillación nazi. Ese niño que espera, atónito, que su padre se defienda y, sin embargo, no pudo hacerlo. Pero tú, querido, Fernando, nos puedes contar mejor este acontecimiento y cómo pudo influir en él a nivel psicológico para más tarde, y ya en su madurez, elaborar el "Complejo de Edipo".

    Al mismo tiempo, quisiera agradecer el lúcido y enriquecedor comentario de José María sobre Epicuro. Como muy bien detalla, "El placer es en la Ética epicúrea el auténtico bien". Mas diré, incluso la búsqueda de la amistad tenía -para su escuela filosófica- el sentido del placer, es decir: habría, en el fondo, una visión utilitaria en la mutua conveniencia que se establece. Por un lado, la amistad nos protege del aislamiento social garantizándonos, de esta manera, seguridad. Por otro lado, la amistad nos colma de alegrías haciéndonos conscientes al mismo tiempo de nuestras limitaciones.

    “La amistad no puede separarse del placer y por este motivo ha de ser cultivada, porque sin ella no puede vivirse en seguridad y sin miedo, ni siquiera puede vivirse alegremente” -decía.


    Y así es: la amistad nos devuelve cada mañana el aroma inconfundible a hierbabuena de esperanza.

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  2. Amiga Tánger: Son muy bellas algunas de las freses de tu comentario, y pienso hablar en su momento sobre ese episodio que mencionas de la vida infantil de Freud, que como todas las experiencias infantiles, iba a orientar y afianzar su camino por la vida y sus posicionamientos existenciales. Ya que valoras las palabras de Stefan Zwaif, voy a añadir unas palabras de un librito que leí hace tiempo de Janet Malcom, de su libro "Psicoanálisis, una profesión imposible": “Estalló en la vida intelectual, cultural y social de nuestro siglo como ninguna otra fuerza cultural lo había hecho, tal vez no sea exagerado afirmarlo, desde el cristianismo”.

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  3. Es aleccionador adentrarse en las ideas y en las vivencias de los antiguos pensadores. La visión de lo que somos la hemos ido descubriendo, aumentando y madurando a través de los hallazgos y de las ideas de hombres lúcidos que nos precedieron. Por esto, tu comentario, Tánger, me ha hecho “mirar” otra vez lo que en verdad significaba la amistad para Epicuro. “Sin ella, decía él, no puede vivirse en seguridad y sin miedos”. Se acercaba, y la amistad era un camino, a ese “estado supremo de bienaventuranza” que buscaba en el placer.

    Tánger, lo ha subrayado bellamente. Pretendía Epicuro evitar el dolor y la turbación. Y para lograrlo buscaba la amistad del amigo en lo pequeño, en el retiro de los avatares de la política, en la vida oculta, en la vida, a lo sumo, vivida con un par de íntimos. Todo esto labró su máxima:”escóndete viviendo”.

    Aunque es cierto que los epicúreos son, en su filosofía, individualistas, no son egoístas. El amigo -gozo y placer-, era, también, profunda paradoja: “se elige a los amigos para el placer, más ellos nos obligan a asumir sus penas”. Asumir la riqueza, la plenitud y el dolor del otro, muestra la sinceridad y hondura que Epicúreo tenía de la amistad.

    De nuevo, tu comentario, Tánger, me ha alejado, quizás, del motivo central de nuestro blog. Pero creo que nada del hombre debe sernos ajeno. Como escribía Fernando en el magnífico texto de Stephan Zweig: “Todo cuanto Sigmund Freud creo, exploró e interpretó” son caminos reales para entender mejor al hombre total que hemos sido siendo y que ahora somos. Lo cité ya en otra ocasión anterior (en “Encuentros en el Ágora”): “Todo lo que me aleja del corazón del hombre, carece de interés para mí” (Stendhal, Diario). El corazón del hombre es el secreto y él es nuestro campo de reflexión y estudio.

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  4. A las últimas reflexiones de José Mª, tan exacta y profundamente expestas, le pueden venir bien, como complemento psicoanalítico, estas palabras de mi maestro y psicoanalista didáctico el Dr. Aniceto Aramoni: “El oficio de oír, escuchar, comprender, ayudar, calmar y tranquilizar, es tan viejo como la historia del hombre. Fue anterior a la medicina primitiva y arcaica, cuando aún se ignoraba todo sobre anatomía, fisiología, patología y terapéutica. Se descubrió el alma antes de las vísceras o las glándulas, como el hígado o la tiroides. Se aprendió a cuidar de ella antes de ocuparse de los pulmones o del corazón. La perfección del alma constituyó un anhelo anterior a la del cuerpo. Se trataba, y aún se trata, de algo sagrado. Esta es nuestra tarea de psicoanalists”.

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  5. Y sin embargo, curiosamente, la Psicología no nació hasta bien avanzado el siglo XIX. Tal vez se pudiera explicar aplicando la famosa pirámide de Maslow al curso del pensamiento científico.No lo sé muy bien, sólo es un pensamiento de "sábado por la mañana".
    Hola de nuevo, una vez reconciliada con la informática yo también emprendo mi travesía hacia Ítaca, menos mal que todavía os tenía al alcance de la vista...
    Freud y su biografía... De toda la información que nos proporcionas en tu entrada, Fernando, yo me quedo con una palabra, -la que el propio Freud utiliza en esa reflexión-descripción retrospectiva, porque habla de su propia vida, habla de si mismo- CONQUISTADOR. En esa familia judia, emigrantes sin muchos recursos, a la gran metrópoli imperial se va gestando un conquistador. Me hace pensar en la importancia de la familia, de las primeras personas que rodean al niño en su andadura por la vida, para poner en él la semilla de la confianza, la autoestima, la seguridad de su lugar en el mundo... que lo proyecten, como a Freud, a explorar a fondo todas sus posibilidades de realización. Quizás el conquistador Freud buscaba, a su manera, alcanzar la inmortalidad; el que ha crecido con esas certidumbres vitales ambiciona persistir, de algún modo, en la vida. El que ha carecido de ellas, muchas veces pretende no dejar señales a su paso.
    Mientras os escribo, al alcance de mi mano, está la entrada al museo Sigmund Freud de Viena, que puede visitar este verano. No sé por qué la he conservado, el hecho es que está aquí, recordándome la mítica Berggasse, 19. Si supiera cómo os enviaría las fotos que hice del lugar, ¿sabeis si se pueden colgar fotos en el blog?
    Violeta

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  6. Me ha alegrado verte, leerte, de nuevo,amiga Violeta. Tu presencia y tu saber psicológico me han hecho acercarme con mayor interés a nuestro blog, al comprender mejor la figura de "Conquistador" que Freud, en descripción retrospectiva, como dices, se aplicaba a sí mismo.

    Aún recuerdo tus opinión sobre las terapias cognitivo-narrativas. Coincidían con la idea que siempre tuve de que escribir era una buena manera de objetivar la realidad frente a nosotros. Paso incial de cualquier terapia.

    Esperaba, sinceramente, que participaras en este blog que tan rico y formativo puede resultar. Autoconocernos en profundidad es la mejor manera de contruir el sí-mismo.

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  7. Muchas gracias José María, amigo, por tus palabras de acogida. Estoy encantada de poder participar en el blog y aprender,aprender mucho de vosotros; entre clase y clase de psicoanálisis la filosofía, como siempre, se abre paso.
    Es curioso pero acabo de ver una película en televisión, se llamaba algo así como Diario de un ejecutivo agresivo? Creo que más o menos puede ser eso. A su manera -apuntarse a un curso que consiste en escribir un diario- el "ejecutivo agresivo" consigue poner en orden su vida, reconciliarse consigo mismo, con su historia, con su familia, saber quién es, quién quiere seguir siendo, "objetivar la realidad" frente a sí mismo, como tú muy bien decías.
    Un abrazo muy fuerte José María, hasta pronto
    Violeta

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  8. Sólo pretendo con estas líneas contestar a Violeta que sí se pueden publicar fotos en el blog, pero creo que no en los comentarios. De lo que hoy he leído, me quedo con lo siguiente: que escribir ayuda a objetivar la realidad.

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