martes, 4 de noviembre de 2008

TU VIAJE HACIA ÍTACA

Ha pasado una semana desde que ofrecí este blog, y vuestras adhesiones han sido múltiples, sorprendentes (por vuestra sabiduría, profundidad y sensibilidad) y suficientes para emprender nuestra marcha “hacia Ítaca” (con la brillante metáfora que nos aportó David)…
Y voy a hacerlo ahora, con algo así como una Presentación general, como un Preludio musical antes de abrir el telón. Y la primera voz cantante va a ser un sonoro “do de pecho” de uno de los más significativos pioneros del Psicoanálisis:

“Quien haya llegado a conocer el Psicoanálisis ha comido del árbol del Paraíso y ha adquirido la sabiduría”.

Bueno, esto lo escribió Jung (Carlos Gustavo), que era hombre entusiasta, exultante, extravertido, exuberante y frondoso…, a raíz de sus primeros encuentros con Freud (después cambió la cosa).
Pero viene bien para empezar a animarnos. (Nota: “entusiasmo” significa por etimología: “impulsado por dioses interiores”)

Para la presentación del curso he seleccionado, además, un texto de Anna Freud, sobre la que yo publiqué un librito titulado Anna, mi amiga.
(Diré como nota al pie de página que Anna F. protagonizó un movimiento de aplicación de los principios y métodos del Psicoanálisis al área de la educación y la enseñanza. A esto dedicó exhaustivamente su vida, creando principalmente centros de acogida y reeducación para niños traumatizados y huérfanos a consecuencia de la segunda guerra mundial, y en estos mismos centros organizó escuelas de formación de Médicos y Psicólogos en psicoterapia de niños. Su obra llegó a tener tanta envergadura que incluso fue propuesta para el Premio Nobel, en 1966, a partir de la publicación de un trabajo - no recuerdo ahora al autor- titulado “El liderazgo científico de Anna Freud” ).

El texto que selecciono está tomado de unas palabras suyas, pronunciadas en el sepelio de su viejo amigo y colaborador Romi Greenson, en 1979: “Estamos engendrando a nuevas generaciones de psicoanalistas en todo el mundo. Sin embargo aún no hemos descubierto el secreto de engendrar y cultivar a los verdaderos discípulos de gente como Romi Greenson, es decir, hombres y mujeres que utilicen el psicoanálisis para todo: para entenderse a sí mismos y a sus semejantes, y para comunicarse con el mundo. En resumidas cuentas, personas para quienes el Psicoanálisis sea una forma de vida”.

Esto es lo que yo pretendo al ofreceros este sencillo curso (así quiero que sea, sencillo): que aporte a los alumnos (la palabra alumno viene del verbo latino alo, que significa “alimentar”), a quienes estos conceptos les alimenten, un nuevo modo de mirar y de entender el mundo, y de actuar mejor dentro de él.

Esta aspiración mía, que quiero compartir con vosotros, se basa en la razón que justifica la Biografía de Freud escrita por su discípulo Ernest Jones. Viene a decir allí que las consecuencias que el Psicoanálisis ha tenido para la vida de Occidente, han sido incalculables.
Y explica que, nacido como una teoría de determinadas enfermedades mentales, llegó a convertirse en una teoría de la mente, radicalmente nueva y trascendental: “Todas las disciplinas intelectuales relacionadas con la naturaleza y el destino de la humanidad han sido afectadas por el peso de esta teoría”.
A continuación aduce que sus concepciones penetraron también en el ámbito del pensamiento y del lenguaje popular, aunque con mucha frecuencia en forma grosera y, muchas veces, falsa, pero originando, no solo una nueva terminología lingüística, sino también un nuevo modo de mirar al mundo y enjuiciar las cosas.
Y voy a añadir dos citas más a este concierto de voces exultantes, que hablan de la vigencia actual del Psicoanálisis como el gran instrumento intelectual para investigar y explicar el funcionamiento de la mente y la interpretación del progreso y del sufrimiento humano:
“Como experiencia terapéutica, el psicoanálisis bien podría recomendarse a los médicos, psicólogos, sociólogos, educadores, profesores, trabajadores sociales, antropólogos, historiadores, abogados, científicos, políticos, artistas creativos, clérigos y a todos los que de algún modo se ocupan de la mente humana”. (“Teoría de la técnica psicoanalítica” de Menniger y de Holzman)

La otra voz que se une al concierto vuelve a se la de Anna, mi amiga, cuando le escribió a un amigo, que había quedado viudo y estaba tratándose con Psicoanálisis para serenarse y replantear su vida):

“Me alegro muchísimo de que haya empezado a ser un poco psicoanalista. No hay momento ni límite de edad para el placer y el provecho que uno saca de mirarse a sí mismo y a los demás de esta manera. Hasta ahora es lo único que conozco que puede volver fácil esta vida tan complicada”.
Y con estas ideas os dejo por hoy. Hasta pronto, amigos

20 comentarios:

  1. Amigo Antonio: Fue una sorpresa agradabilíma (aunque esperada) encontrate aquí anoche, con tu palabra serena, cercana, lúcida y amigable. Eres un científico pero también eres un poeta, con el alma siempre vibrante, y creo que el mismo Einstein lo dijo, que el científico y el poeta terminan encontrándose en los picos altos de las montañas (lo dijo contras palabras), y allí se encuentra también con quienes han ido a buscar los significados profundos del Deseo humano... Un abrzo, Antonio.

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  2. Fernando: qué maravilla el Psicoanálisis tal como lo presentan los textos que tú has reunído aquí. Pero ¿Así es realmente?

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  3. Amigo anónimo: ¡hombre!, es una maravilla como lo es todo lo humano, con sus limitaciones, con sus imprefecciones, con sus decepciones...
    Una maravilla como "el viaje a Ítaca" (siguiendo la metáfora de David): la de buscarse a uno mismo, encontrarse en el camino, conciliar la paz con uno mismo, enderezarse tras los tropiezos, continuar la marcha, alentar las ilusiones, superarse...¿No es maravilloso? "Ítaca te ha concedido un hermoso viaje..."

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  4. Hola, Victoria: Aunque tú nadas en tu propio río, y viertes en él tus pensamientos y tus "sentires" multicolores y multisabores, es una suerte que hayas querido afluir en el nuestro, para mover también y enriquecer estas aguas...¿Te acuerdas cuando eras mi alumna y me traías escritos tus sueños -con tu peculiar estilo y caligrafía- para que lo interpretáramos? Recuerdo incluso que, en uno de esos sueños, surgía la imagen de Freud superpuesta a la mía... Seas bienvenida, Victoria.

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  5. Ese viaje a Ítaca, del que hablas, Fernando, es la búsqueda del “si-mismo”. La estructura humana es compleja y opaca y es necesario subrayar que, a lo largo de la vida, la mayor o menor fuerza de equilibrio y de realización, dependerá del conocimiento y control que tengamos sobre las zonas opacas. Precisamente, el análisis psicológico representa un método de exploración y de búsqueda de espacios olvidados, escondidos, tapados, censurados del “sí-mismo” El hombre puede quedarse en la superficie, en su fachada, atrapado por los temores, por la angustia, por la inadecuación entre su ser profundo y su operar. Conocer al hombre, conocerse a sí mismo, acercarse, más en profundidad a la comprensión del psiquismo humano fue, en mi opinión, la vocación fundamental de Freud.

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  6. Añado a tu pensamiento, José Mª, que los franceses denominaron sonoramente al Psicoanálisis como “Psychologie des profondeurs”. Y atinadamente, porque el propósito es adentrarse hasta el fondo, “fondear”, allá donde se encuentra el “fuego y el agua”, las fuerzas primordiales del ser, los brotes primigenios de la vida, los tesoros ocultos, las ciudades enterradas. Son todas metáforas de Freud.

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  7. Salud, querido Fernando:

    Profundo agradecimiento por la cálida bienvenida acompañada de un regalo que, al mismo tiempo, es todo un honor. Gracias de verdad por haberme nombrado en el libro con la metáfora tanguera. La utilicé en un artículo en el que decía que: en el último tango de nuestra vida, es decir, en los últimos momentos, el corazón no nos reprochará haber faltado a la técnica... nos reprochará el no haber asistido al encuentro del otro, desde el alma.

    Y el sentimiento de gratitud lo hago extensivo al hecho de haber sido nombrada por vosotros. Es tan importante ser nombrado por nuestros seres queridos... Freud era el primogénito y el hijo preferido de su madre. LO NOMBRABA A CADA INSTANTE; (“My golden Ziggy”) -“Mi dorado Sigmund” -decía, afirmando siempre que su niño llegaría a ser un día un hombre importante. Y así fue, el “Súper-hombre” Nietzscheniano alcanzó la gloriosa cumbre -temblorosa y fascinante- de la cultura y la sabiduría.

    Por otro lado, decir que estoy ilusionadísima con el blog. Ya sabemos que el Psicoanálisis invita a mejorar y a vivir en armonía a todo aquel que desee viajar dentro de sí mismo -como nos advirtió Juan Ramón Jiménez.

    “Non foras ire: in interiore homine habitat veritas".

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  8. Tu ilusión, amiga Tánger, colega, es para mí (y para todos los que hemos emprendido el viaje a Ítaca), un estímulo con la profundidad humana, como la de esos tangos con los tú bailas y rezas...

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  9. Así es, porque el tango es pasión por la vida… como también lo es: la palabra.

    Hoy quisiera añadir algo acerca del comentario que realiza Antonio Espinosa –a quien me dirijo con todo respeto: porque precisamente la felicidad, como sabemos, depende sobremanera de esa misma causa material que él nombra.

    Si recordamos, la filosofía de Epicuro gira en torno a la negación de la inmortalidad del alma y de la providencia divina por un lado, y la búsqueda del placer por otro. Por esta última idea ha sido injustamente criticado de materialista y superficial. Y digo injustamente porque su doctrina filosófica contempla no sólo los placeres de la carne, sino también los del alma. Incluso otorga más gravedad a los dolores del alma dado que, un dolor en la carne es algo puntual y, en cambio, una perturbación en el alma es duradera. “Límite de la grandeza de los placeres es la eliminación de todo dolor. Donde exista placer, por el tiempo que dure, no hay ni dolor ni pena ni la mezcla de ambos” -afirmaba.

    No es casualidad que fuese un enfermo crónico grave; le ocurría como a Nietzsche y a otros genios de naturaleza enfermiza: celebraban con gran entusiasmo de espíritu y con exquisita sensibilidad cualquier estado de salud que la vida les deparaba. Es en este caso cuando el sufrimiento profundo hace que el goce se disfrute con la exaltación del éxtasis: “Il n´est vrais plaisirs qu´avec de vrais besoins” –decía Voltaire.


    En lo que respecta a los placeres es importante destacar que él no se refería a la búsqueda incesante y desmedida del placer vicioso, sino que abogaba por el placer desde la base biológica de no tener dolor en el cuerpo ni estar afectados negativamente en el alma.

    Por esta razón el mayor bien para él era la prudencia dado que, esta virtud, es la que nos llevará a la medida en cada elección realizada. Esa prudencia es un llamado a la razón de cada cual; una razón que nada tiene que ver con la represión.

    Por todo ello me despido con la siguiente cita (compendio de premisas epicúreas) en la cual se pone de manifiesto la importancia de la causa material de la enfermedad en la búsqueda incesante de la felicidad:

    “Una vida en privacía, rodeada de amistades y de placeres moderados con el mínimo de dolores posibles y tranquilidad en el alma, es lo que nos brindará la felicidad y hacia eso debe encaminarse el hombre”

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  10. Un amigo, y también colega, que no se decide –me dice- a entrar en el blog, me manda una frase de Tolstoy cita en una película de “nuestro común admirado Woody Allen”,
    en "Hannah y sus hermanas". La frase, dice mi amigo, es lapidaria, y me sugiere que la incluya en el blog: "El único conocimiento absoluto al que puede llegar el hombre es el convencimiento de que la vida carece de sentido".

    Yo se la remito a nuestro amigo David que es experto en “el sentido de la vida” inspirador del Psicoanálisis Existencial de Víctor Frankl. Yo, por mi cuenta, le diría a mi amigo que de la Vida, así en general, habrá quien pueda pensar (es cuestión de puntos de vista) que carece de un sentido unívoco. Pero la vida de cada uno, de cada persona, tendrá el sentido que esa persona sea capaz de construir y de interiorizar, para su bien o para su mal, para su felicidad o para su desgracia, para que en su paso por ella vaya dejando, o no, una siembra de fecundidad frutal… Y me han venido a la cabeza los versos finales de un poema de un soneto de Juan Ramón, pensado y sentido mientras miraba a unos labriegos sembrando las semillas sobre los surcos abiertos en el campo:
    “…Pensé arrancarme el corazón, y echarlo,
    pleno de su sentir alto y profundo,
    al ancho surco del terruño tierno:
    a ver si con partirlo y con sembrarlo
    la primavera le presenta al mundo
    el árbol puro del amor eterno”.

    Y todo esto es lo que le da sentido a nuestro intento de adentrarnos por los vericuetos del Psicoanálisis. Citaré una frase del extraordinario escritor Stefan Zwaif, tomada de las palabras que pronunció cuando el sepelio de Freud, en un pequeño cementerio de los suburbios de Londres (en otro momento citaré el texto completo, que no tiene desperdicio): “…SU LUZ ESPIRITUAL ALUMBRARÁ NUESTRO CAMINO. TODO CUANTO SIGMUND FREUD CREÓ, EXPLORÓ Y PREINTERPRETÓ, COMO DESCUBRIDOR Y GUÍA, NOS ACOMPAÑARÁ SIEMPRE EN NUESTRO CAMINAR POR LA VIDA...”

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  11. Como en todas las cosas humanas, la meta siempre es única: la felicidad. A ella, como a una nueva Ítaca, llevan los procelosos mares o las inclemencias del camino. Sin embargo, la felicidad es un concepto rico y fecundo que hace que el objetivo de la filosofía de Epicuro, la “Hedoné”, (y quiero contestar con esto a Tánger) adquiera importancia por la categoría de fin que concede al placer y al goce. El placer es en la Ética epicúrea el autentico bien. Nos indica lo que se ajusta a nuestra naturaleza y lo que antinatural. Quizás en el frontispicio de la obra epicúrea podrían figurar las palabras que Diógenes Laercio le atribuye en su obra “Del Fin”: “Yo ciertamente no tengo cosa alguna por buena menos la suavidad de los licores, los deleites de Venus, las dulzuras que percibe el oído y las bellezas que goza la vista”.

    Sin embargo, sin duda, ésta sería una visión parcial de Epicuro. Él concibe el placer también como la paz del espíritu, la ausencia de dolor, la ataraxía, el reposo…, como bien dice Tánger. Y sería aquí donde el concepto de placer entroncaría con la búsqueda de nuestra Ítaca. Porque además del placer exterior, ausencia del dolor físico, (fácilmente superable mediante terapias farmacológicas), existe la ausencia del dolor interior para el cual, quizás, no siempre exista un claro y específico lenitivo. El Psicoanálisis es, sin duda, un medio óptimo, como todos los demás medios y recursos técnicos, que nos permite ahondar en nuestras regiones profundas a fin de lograr el equilibrio, la imperturbabilidad y nuestra ataraxía vital.

    Pensaba Epicuro que cuando el dolor y el miedo “se producen en nosotros, desencadenan toda la tempestad del alma, no pudiendo el ser viviente… buscar otra cosa con que llenar el bien del alma y del cuerpo”. Precisamente, el Psicoanálisis busca la integración, la unidad del sí mismo para lograr la felicidad armónica del hombre total. Esta felicidad sería lo que para Epicuro era el placer en reposo: “no sufrir en el cuerpo y no experimentar ninguna turbación en el alma”. Si el hombre lo consigue, dice, “su espíritu se halla de tal modo libreado que cree encontrarse en el estado supremo de la bienaventuranza”.

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  12. Quiero subrayar algo que ha dicho, como de paso, José Mª, en esta lúcida, bien documentada y erudita disertación sobre el abuelo Epicuro: Refiriéndose al Psicoanálisis, José Mª precisa que “busca la integración, la unidad del sí mismo para lograr la felicidad armónica del hombre total”. Me gusta que lo recuerde porque, aunque por su etimología Psicoanálisis significa “análisis del psiquismo”, no se trata de descomponer la actividad psíquica de una manera mecánica. Como el mismo Freud lo explicó en uno de sus Congresos, de lo que se trata es de encontrar las articulaciones de todos los fenómenos psíquicos (síntomas, contenidos patológicos, impulsos instintivos, comportamientos, pensamientos, sentimientos), de modo que descomponer (análisis) y recomponer (psicosíntesis) sean los dos momentos de esta “sintaxis psicoanalítica” que nos permite leer y entender las expresiones significativas de la psique y buscar, en definitiva, eso que Epicuro denominó “ataraxia”: la integración y el equilibrio total . “Oh, dichosa ventura”, diría San Juan de la Cruz, “Estando ya mi casa sosegada”…

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  13. Creo que Fernando exagera cuando dice que soy un experto en el sentido de la vida, a mi humilde entender ¿Quién puede decir que conoce EL SENTIDO DE LA VIDA?, asi en mayúsculas, un sentido fuerte dado de una vez y válido para todos. Sin duda somos buscadores de sentido, decía el Doctor Frankl, que la conciencia es nuestro organo de sentido, como antenas estamos siempre receptivos a captar un sentido en cada vivencia. recuerdo a este respecto las indicaciones de un catedrático de antropología filosófica, decia: ¿que le pasa a la mente frente a un cuadro abstracto?, que patina, que trata de asir desespreadamente el sentido de las manchas de colores, de captar una figura, aunq sea en la lejanía de la forma. Sin duda Edmund Husserl cuando trató de presentar en un público su nueva ciencia de la conciencia, quedó un poco contrariado al ver que en la misma fecha, otra ciencia había nacido y le habia robado el nombre, PSICOLOGIA, así se vió forzado a cambiar la manera de llamar a su método y lo llamó FENOMENOLOGIA, la ciencia que estudia la captación de la conciencia, su relación con todo lo exterior. Perdonen que haya dado este rodeo para acercarme al sentido de la vida, pero es aquí donde nace la filosofía existencial. Es por está que admitimos que la conciencia es intencional y no discrecional, la conciencia sale proyectada de si misma hacia la realidad como un red lanzada, atrapa objetos y luego los analiza, los define, los cataloga como fenómenos. Es aquí donde aparece el derrape ante el cuadro abstracto, la conciencia trata de conceptualizar, se angustia en la disforma. Esta apertura al exterior sin duda compartiran conmigo que es extensiva a nuestra propia vivencia, a nuestra cotidianeidad, desde ponernos un par de calcetines, para abrigar el pie, hasta encender la luz cuando llega la oscuridad, la voluntad del hombre se mueve hacia el sentido. Esa es la intencionalidad de la conciencia, el movimiento no aleatorio de nuestro psiquismo, sino selectivo y hacia objetivos que potencien la supervivencia.
    Por eso una filosofía del sinsentido, es una filosofía agónica, emborrachada de su propia inercia, que ante la imposibilidad de dar una explicación total de la realidad, desiste en el propio mecanismo de su intento.

    NO EXISTE UNA VERDAD ABSOLUTA (y esto es una verdad absoluta), al poco que movemos la conciencia por estos terrenos llegamos a la paradoja y al absurdo. Como absurdo es el cuadro que no me deja conceptualizar su mensaje, es abstracto como resulta la realidad si le negamos ese componente de intencionalidad, de sentido. Llegamos a los terrenos de la epistemología y las teorias del conocimiento, ¿Es válido decir que nuestro modo de conocer agota todos los aspectos de la realidad?, a este respecto el Doctor Frankl llevo su psicología hasta el terreno de la filosofía, la ontología dimensioanal. Es algo complejo y no me cabe aquí pero os dirijo hacia un libro suyo que lo explica bien, "Teoría y terapia de las neurosis".
    La lógica de nuestra conciencia es un esfuerzo por delimitar los margenes de los comprensible, Ya Aristoteles definió la Lógica con dos grandes pinceladas, el principio de identidad, A es A, y el de no contradicción, A no es, no A. Estamos ante los axiomas del modo mismo de comprender, y aún así, la conciencia pelea por definir y por evitar el absurdo, omo herramienta de supervivencia la mente es selectiva y elige en los procesos electivos las acciones con mas sentido hacia la supervivencia.
    Es por ello que el Doctor Frankl llegó al fondo de sus meditaciones en un barracón de Autzswitch, tras cuatro años en lo que el definió como "Experimentum crucis". Destiló en el mayor pozo de sinsentido de la humanidad, el absurdo de dar credibilidad a las teorias nihilistas, comprobó que en igualdad de condiciones solo sobrevivían aquellos que tenían un sentido en el que creer, frente a la molicie de sinsentido del holocausto. El tema es más complejo, más rico, más extenso de lo que podemos ocupar aquí. Pero baste una frase del Propio Nietzsche para cerrar esta disertación sobre el sentido, "El hombre necesita tanto creer, que inventó la nada para poder creer e algo". Bonita paradoja en los márgenes del conocimiento. Indudablemente quedan muchas dudas sobre el sentido, si es o no dogmático, si responde a universales de nuestra conciencia de realidad, pero lo que no me cabe duda, es que la mente trabaja hacia la comprensión de su mundo y eso es ya una voluntad de sentido, ahora ¿Cúal es el sentido válido?, ¿existe un sentido universal?, ¿hay una explicación para todo?. esos son los Límites de mar de Itaca y cada uno debemos configurar nuestro mapa, pero no cabe duda, estamos flotando en un mar...

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  14. Tratando de reflexionar sobre el sentido de la vida que David buscaba en su comentario, podríamos afirmar, con Camus, que el único problema para el filosofo es juzgar si la vida vale o no vale la pena de ser vivida, lo que equivale a preguntarse si la vida tiene sentido. La respuesta no puede ser univoca. La riqueza de la filosofía, en oposición a la pretendida objetividad científica, es la de que permite dar a la pregunta filosófica múltiples respuestas. La ciencia, que se mueve en el orden de las objetividades y de las comprobaciones, busca resultados unívocos. La filosofía, por el contrario, se enriquece de la pluralidad perspectivística de los filósofos. Es posible que lo que dé sentido a la vida sea el “sin sentido” de la vida misma. Pretender agotar la vida en un cuadro de sentidos referenciales (que, sin duda, chocan con la libertad y situacionalidad humanas), es abrogarse una pretensión de univocidad ajena a lo humano. Aceptar el “sin sentido” de la vida, su poliédrica relación referencial con la conciencia, revelarse ante ello como hacía “el hombre rebelde” de Camus, puede ser más autentico que vivir con falsas conciencias de seguridades cognoscitivas. La inseguridad podría ser nuestra mayor seguridad. El “sentido” más profundo, para los hombres sería la aceptación lúcida del esfuerzo que supone subir hasta lo alto de la montaña la roca que sabemos ha de despeñarse de nuevo, una vez alcanzada la cima. Y en el esfuerzo, porque tendremos que volver a subirla -ilógico, pero no frustrante- estará nuestro mayor sentido. ¡Al menos, así lo dispusieron los dioses y también los hados!

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  15. Las elucubraciones de nuestro amigo David, apuntaladas por José María, pueden quedar bien resumidas en su última frase: El sentido total de la vida, igual que la inmensidad del mar, es inabarcable. Pero en medio de la inmensidad, cada persona intenta buscar su camino, darle su propio sentido y trayectoria. Es necesario, imprescindible, para su supervivencia.

    Pues eso es lo que pretende el Psicoanálisis: encender una luz, o una lucecita, que pueda iluminarle en ese camino, en su propia y singular trayectoria existencial o en su esfuerzo, continuamente renovado y recomenzado de escalar, como Sísifo, la cima de la montaña...

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  16. Parafraseando a Shakespeare “hay muchas más cosas en el cielo y en la tierra de las que sueña la filosofía”. La indagación filosófica no es ni una especulación en las nubes, ni una fuga de la realidad, ni una estructura conceptual extraña al mundo. Es la pretensión de hacer ver al hombre el verdadero significado de sus tendencias y actos, de su subjetividad, que emana, como tensión viviente, de su situacionalidad y libertad. Filosofar es intentar captar el sentido autentico de la existencia humana, de la vida. Ante esta finalidad, la afirmación de David, siguiendo la “Logoterapia” del Doctor Frankl, concluye, con razón, que la conciencia siempre es “intencional”, lo que significa que siempre sale “fuera de si” para encontrar sentido a la realidad y, a través de ella, para darla al si-mismo.

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  17. Al hilo de José María y siguiendo con shakespeare, quién no conoce aquella famosa sentencia " ser o no ser esta es la cuestión ". O aquella otra de Martin Heidegger "¿Por qué el ser y no más bien la nada?", decia el filósofo no solo es la pregunta fundamental, sino que ademas es retorica, esto es, que no espera una respuesta. Pero yo me pregunto, ¿cómo puede la nada preguntarse por algo? y si estamos siendo, ya la pregunta retórica parte de un presupuesto, hay que ser algo o alguien para preguntarse por la nada o por el ser, y siendo que somos algo, y algo que cuestiona, algo que busca un sentido a la roca de Sísifo y al sentido de su propia existencia. La pregunta fundamental se sesga hacia la voluntad de conocer de la cosa sintiente, ser o no ser, en el fondo quiere comprender el sentido, se siente arrojado a la existencia, pero su reacción al arrojo es la perplejidad y la pregunta.

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  18. Se me acaba de ocurrir otra pregunta ¿Por qué estará mas preocupado Sísifo por su sexualidad o por el sentido de empujar esa roca??

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  19. Voy a improvisar una respuesta a tu pregunta, David, rápida y suscinta ya que estamos en otra entrada y en otra página del blog (la que hice ayer)

    Según el concepto de Aristóteles, Sísifo (igual que tú y que yo) es un "Animal Rationalis". En cuanto "Animal" su intencionalidad primaria, la que le da el "sentido" existencial, es el sexo: la propagación y la conservación de la vida. En su condición de "Rationalis" buscará el "sentido" que, entre los vericuetos de la existencia, le encamine hacia su autorealización personal y, en definitiva, hacia la Felicidad.

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  20. Gracias fernando es una explicación más que plausible y en el fondo conciliadora de nuestros rasgos más distintivos, instinto animal y necesidad racional. Pero en Autzswich nadie hablaba de sexo, todos hablaban de comida, podemos decir que frente a una situación límite, nuestros instintos se jerarquizan, predomina el instinto de autoconservación frente al de reproducción. Sin embargo cuando algún prisionero perdía la esperanza automaticamente se convertía en un a amasijo de carne y huesos y anque fuera imcrepado por sus compañeros y por los guardias simplemente se echaba a morir,ya ni siquiera su propio instinto le guiaba ante la fuerza de la circunstancia, sencillamente todo había perdido sentido para él, era el abasurdo total. Por eso me opongo a ciertas filosofías deconstructoras que en su afán de desenmascarar terminan arrancando del hombre toda esperanza de hallar un sentido razonable a la propia vida y le ponen frente a la cuestión del suicidio.

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